HUELLA DEL RETORNO VIII/XII

LA VIDA CONTINÚA

Si. La vida continúa…con el tiempo las heridas sanan.
Efrén del Carmen Alvarado dejó atrás el mas bello jardín; sus rosas frescas y su aroma, enterró por siempre…
Ahí estaba su mar… cálidas olas llegaban a la orilla a acariciar su pies, la brisa fresca y sus blancas espumas, ponían en alerta sus sentidos…esta vez manso e inmenso comparable sólo con el cielo, parecía ir con premura a un encuentro con el sol mientras gaviotas y alcatraces en una extraña convivencia, compartían silenciosos el cardume.

-Pensó- ! qué bella es la soledad cuando en el alma hay paz!

Puede sentirse el más leve sonido, la respiración, el fluir de la sangre…la vida.

Miró a unos niños jugar con la arena: sintió la calidez que llegaba a sus manos, escuchó su riza, percibió el brillo de sus ojos, se contagió de la inocente alegría que nacía en ellos aquella tarde de sol.

Avanzaba el día: habían transcurrido dos meses desde la muerte de Carlos y uno de haber dado fin a la relación con Irina. Aunque no tuvo clara la causa de su muerte,prefiiriò mantenerse al margen ya que por lo visto eso serìa guardado celosamente por la señora Marie como un secreto de familia...Sobre Irina, se limitò a entender que la habìa perdido...

Tal y como lo había pensado cuando salió de la casa de la señora Marie, no regresó al hotel; se dedicó a escribir en las noches y durante el día a recorrer cada vez las mismas calles angostas del centro de la ciudad; tenía recursos: poco le preocupaba.

Cerca a su apartamento había una biblioteca: se registró, y allí empezó una de las más bellas etapas de su vida: vio lo nunca visto, empezó a nutrirse de conocimiento y devoró páginas enteras durante largo tiempo: pasaron ante el, Cervantes, Sócrates, Balzac, Dostoievski, Roseau, Mistral, García Márquez, Neruda y tantos otros que no alcanzarían páginas para nombrarlos…cada vez que salía de allí parecía haber encontrado un nuevo mundo a sus pies. Nunca creyó sentir tanto entusiasmo. Recordó que en sus tiempos de escolar no era el mejor en ese campo:”PLATERO Y YO” de Juan Ramón Jiménez, fue lo único que leyó para ese entonces con algo de interés.

Una mañana de abril se dedicó a revisar algunos escritos y decidió pulirlos y ordenarlos. Descubrió que podía plasmar vivencias, sentimientos, paisajes; había escrito al canto de la lluvia a los amores, a las noches sin luna, a la mar…a su soledad.

Al caer la tarde, tenía una idea clara de lo que haría…

"HOJAS AL VIENTO" Así bautizó lo que a simple vista era un puñado de notas; tuvo presente que lo escrito hasta ese entonces, solo era el fruto de sus emociones; de las primeras impresiones que tuvo de la vida, del vago recuerdo de su infancia.

Recordando su casa, escribiò:

"VAGO recuerdo de tus húmedos tejados llegan a mí esta tarde de verano mientras un soplo de brisa acaricia mi rostro.

Cómo estás casita de infancia?

Vagan aún por tus linderos mis amigos en las noches de luna?
Aún el patio está lleno de flores y reciben a diario la caricia de mi madre?

Ha pasado mucho tiempo desde el día en que partí…tanto, que medirlo es imposible.

Pero te recuerdo tal y como eres:

El tejado húmedo y sombrío, tus paredes blancas y el jardín.
Tu soledad: esa que acaba sólo cuando el manto de la noche hace reunir tus inquilinos; algunos sudorosos y bañados en alcohol…otros simplemente adoloridos: caminantes con el alma muerta.

Claro que te recuerdo casita de infancia: tus muebles improntados con huellas infinitas, tu anafe desgastado donde solía calentar mis miserias y mi pan.

Pero sabes? Recuerdo igual lo bello:

Tus cimientos desafiando el tiempo
Las rosas y alelíes…
Tus ventanas verde oliva que permitían mi ingreso al término de mis noches vagabundas…

Claro que te recuerdo!
Cómo no hacerlo?
Allí nació mi sueño de volar… "

Como este, varios poemas quedaron registrados en un pequeño folleto que Efrén del Carmen guardó celoso hasta un día en que sentado frente a uno de sus hijos, decidió leerlos.

Jorge 26/01/2009 DRA