Mi pie izquierdo

Una tarde bastante aburridora, un sol muy fuerte que hacía sudar algunas partes de mi cuerpo y ni pensar en la posible solución: esa mañana habían cortado mis servicios públicos dejándome sin agua y sin energía.
Para calmar un poco el aburrimiento, decidí llamar por wasap a una amiga que conoce el arte de la adivinación.
Ella muy ocupada y como sabía que por amistad no me cobraría, entonces decidió tirarme unas cartas de la baraja española, (tenía mucho éxito según decían algunas personas). La llamada por el wasap se cortaba y aparecía el letrerito “Reconectando” …
Ante esta situación fue un desastre mi consulta, la interpretación no la tuve porque se cortó en dos ocasiones. Me conformé solo con el resultado inicial:  3 de espadas, 5 de bastos, 9 de copas y una sucesión de otras cartas. La voz de mi amiga se entrecortaba y no lograba saber la numeración, solo escuchaba … Bastos, Espadas, Espadas, Espadas y una Reina de copas. Según ella hizo tres tiradas y siempre salían las mismas cartas en diferentes posiciones y para rematar la llamada se cortó y la carga de mi celular se agotó dejándome más frustrada que antes.
Esa noche para variar hizo una tormenta espantosa, en medio de la oscuridad decidí acostarme y meter mi cabeza debajo de la almohada más pesada que tenía, apreté bien mis ojos para ni oír el ruido de los rayos ni ver los relámpagos. No podía conciliar el sueño, la almohada se me corría, y como tenía la cobija hasta la coronilla, el sudor y la falta de respiración empezaron a incomodarme. Decidí formar un huequito en la cobija alrededor de mi nariz para respirar mejor y para que la cobija con tanto movimiento de mis brazos sosteniendo la almohada no fuera a dejar mis pies al descubierto, templé la cobija y con un pie la sostuve. Podría en medio de tanto miedo que tenía, sentir que alguien de otro mundo podría acariciarlos.
No supe cuando terminó la noche, a qué horas cesó la tempestad. Cuando abrí mis ojos, la almohada estaba en el piso y había arrastrado mi cobija dejándome totalmente destapada. Malhumorada y con el genio bastante alborotado, me dije: ¡Qué nochecita, que frustración con mi tirada de las Cartas! Al levantarme no me di cuenta que lo hice primero con mi pie izquierdo.  
Para darme ánimos decidí tomarme un cafecito caliente, una tostada untada de mantequilla, unos huevos revueltos con bastante tomate, cebolla y una tajada de jamón troceado. Sentí que había desayunado como toda una Reina de Copas y ahora si estaba dispuesta a que mi día fuera mejor que el anterior, tuve ese pálpito.
Mi genio había mejorado considerablemente, tenía mi estómago lleno y hasta recordé una canción de antaño y empecé a tararearla: “No tengo dinero ni nada que dar, lo único que tengo es amor para dar”. Recordé que como no tenía dinero, solo tenía amor para dar, un amor que quizás estaba en la tirada y podía ser una de las cartas de Bastos. Me ilusioné pensando que era el Rey de Bastos.  
Vaya, vaya qué suerte la mía: ahora tenía que lavar y organizar todo el desorden que hice en mi cocina al preparar el desayuno que merecía como Reina de Copas. Eso no me hacía sentir muy afortunada. Haciendo un gesto con mi boca y un ¡bah! ni siquiera tenía un hombre que me lavara los platos y arreglara mi desorden. El ánimo decayó un poco.
Recordé que no me había peinado, mi pelo debería estar en peor desorden que mi cocina, cuando fui a hacerlo para que mi ego volviera a reencontrarme con mi Reina de Copas, sonó el teléfono y pensando que a lo mejor era que en la tirada había un Rey de Bastos y era quien me llamaba, esbocé una amplia sonrisa y muy comedida contesté:
- Buenos días, ¿Con quién tengo el gusto de hablar?
En efecto, era un hombre, ¡Que afortunada!
- “Señora la estoy llamando del Banco del Oro”, de inmediato salté de alegría.
- “Le recuerdo que su tarjeta de crédito presenta mora de 4 meses y si no cancela el día de hoy le será bloqueada”.
¡Qué día! y eso por haberme levantado con el pie izquierdo y ¿Qué más podría esperar si en mi tirada habían salido tantas cartas con Espadas? ¡Un día nada embriagador!

¡¡¡Son de esos días que mejor no levantarse!!!
Sea como sea, espero que soluciones tus problemitas....
Van abrazotes, amigaza

Gracias por su paso y lectura.
Afortunadamente es solo imaginación. jejejej

Leído y disfrutado! Querida Ethel. Una mala tarde la tiene cualquiera, incluso un mal día... En fin.
Saludos fraternos para ti.