EL ANCIANO Y EL GATO

El tiempo se acomoda silencioso en cada paso tambaleante. Sólo el sonido sordo del bastón en la vereda se hace eco cuando pasa frente a un pasillo profundo, con paredes que parecen querer alcanzar las últimas luces del día, como si de ese modo pudieran retener la tarde que muere sin remedio.

El anciano se detiene delante de un gato que echado sobre el dintel de una ventana, bosteza pereza tras la reja oxidada.

Hace tiempo que olvidó la placentera paz que da la seguridad de un techo, la intimidad de un descanso sin sobresaltos.

Se miran y en las miradas se cuentan historias.

Un hombre de trabajo, joven, con oficio. Una familia con tres hijos y aquel incendio que marcó el destino.

Una terraza y una gata dando a luz. Un cachorro que escapa en la boca de su madre y un encargado de edificio verdugo de las crías indefensas. Una joven viuda y la adopción del cachorro hallado en su ventana.

Los últimos rayos de sol abandonan lo más alto de las paredes del pasillo y el tiempo… se vuelve a acomodar en cada paso tambaleante.

Una descripción que si yo fuera pintora me gustaría representar, muy clara, muy nítida. Me gustó el texto.

Lo cotidiano es el escenario mejor para las letras.

Un abrazo amigo y feliz en casita.

Gracias Nilda y Ethel. Abrazo grande

gracias Jaime Abrazo grande.