Imaginando el pensamiento de una anciana sentada en un banco de la plaza

Me dijeron muchas veces que los años dan experiencia y seguridad, que los pasos tienen mayor peso en la comunidad. Me dijeron que el respeto aumenta, que ceden el lugar y saludan con amabilidad. Que se siente paz, que se deja de correr tras el tiempo.
Muchas cosas me decían. Pasaban los años y me volvía mayor, todas las marcas del tiempo se empezaban a visibilizar. Pero nada de lo que me decían era verdad.
Nadie valora la experiencia, no hay respeto ni lugares cedidos. El saludo, si se da, es con indiferencia. Los pasos no solo no tienen peso sino que son inseguros, hay inestabilidad física y emocional. La seguridad no existe, cada vez las dudas son mayores. Lo que creía cierto puede no serlo, porque la mirada cambia de posición.
Nunca dejamos de correr tras el tiempo, primero estudiar para recibirse, recibirse para trabajar, trabajar para estar mejor económica y socialmente, jubilarse para disfrutar… Una lista sin fin. Los hijos, los nietos, el trabajo, la casa, y, y, y. ¿En qué momento descansar? ¿Qué es descansar?.
El tiempo, ese elemento indefinible, como la vida. ¿Qué es la vida? ¿Qué es el tiempo? Nacemos en un momento y en otro momento la vida desaparece. Mientras tanto, en el medio, el tiempo…
No debo repetir la historia de mentir, de decir que el mañana, con más años, será mejor. No se cumplió en mí. No es una verdad universal, ¿y entonces?
Hoy camino lento, con experiencia que no sé dónde utilizar, sin seguridad, más bien con miedo. Entre gente que no me ve. Sigo corriendo –lentamente- detrás del tiempo, al que nunca alcanzaré y el que nunca me esperará, nunca me regalará nada.
Mientras sigo preguntando ¿qué habrá más allá? ¿Qué estaré dejando acá?.

Nilda, a pesar de las leyes que al menos en mi país están naciendo acerca de la atención sobre todo en espacios públicos para las personas mayores, no se cumplen, parece que la juventud en estas épocas es mucho más displicente con los mayores, así sean de su familia.
El respeto se ha perdido y no sé en qué momento, anteriormente sobre todo en las tribus los ancianos eran venerados, eran los maestros por su experiencia. Lástima que esto se haya perdido.
Hoy con el crecimiento de las ciudades tenemos que batallar, y lo más triste ver ancianos tirados en la calle y nadie se inmuta por ello, aunque no niego que algunas personas son conscientes, tampoco hay que generalizar.
Y en otro orden de ideas, ¿Qué es descansar? Los abuelos después de educar a sus hijos siguen educando a los nietos, aunque esta tarea ayuda mucho en el desempeño y por la actividad, así creo las neuronas estarán mejor.

Muy buen tema. Un abrazo

No sé si es un cuentito o una reflexión. Como cuento me encanto, ya que realmente me transportaste a mis muy próximos años. Me parece que esto alcanza y sobra para felicitarte.
Ahora si fue una reflexión…, es tema de debate. Ya que, si bien es cierto que se perdió algún respeto, siempre digo que este hay que ganarlo no imponerlo. O sea, digo: al fin de cuentas los que no nos respetan son los mismos que nosotros educamos, por lo tanto, bastante responsabilidad tenemos.
En cuanto a la seguridad, que bueno que no la tenemos. Se supone que envejeciendo nos hacemos más sabios, y justamente opino que es más sabio quien más dudas tiene.
Con cariño - Tarquino

. una buena reflexión, los valores en estos tiempos degradan o no tienen las mismas prioridades " yo diría que no tienen ni prioridad , ni valor"...
Marca tu paso aún esté en discordancia con las premuras de la vida, no importa la etapa que nos toque vivir, tan solo nos queda el no renunciar a caminar...
saludos