Un objeto más

El reloj no sirve ya.
Las horas no cumplen su función,
se quedan quietas a veces.
Se detienen a pensar.
El reloj de antes
servidor fiel del hombre en su accionar
no quiere sus pasos acompañar.
Ya sus manecillas se cansaron
de rotar sin vocación.
El tic tac ya no se escucha.
Nadie la mirada dirige a su lugar.
El reloj se siente desplazado,
hay otro objeto en su lugar:
Hoy todos adoran al bendito celular.
Ese elemento extravagante
que tantos servicios da,
y el pobre reloj desmotivado
poco a poco decide descansar.

Me encanta este poema, lleno de remembranzas. Los relojes aun se usan, pero el celular tiene tantas funciones que lo suplanta en muchísimas oportunidades. Un placer leerte, gracias por compartir.