QUISIERA SER UN ARAGUANEY

Ahora que llego a la senectud y veo que la vida se me resta hasta llegar al fin de la existencia y aunque digan que estamos preparados para morir, deseamos que la hora designada, se retarde, pero es imposible, ésta no se demora ni un minuto y tal vez, veamos en esos instantes según como muramos, que pasa una película vertiginosamente con todas las facetas de nuestra existencia.

En esa creencia de muchas personas sobre la reencarnación, tal vez queramos apegarnos a algo o alguien para seguir viviendo a través de ellos, aunque ya lo hacemos en la descendencia que de alguna forma, hereda nuestros genes, hábitos, costumbres, predilecciones, gustos, hobbys, entre otros aspectos relevantes.

Podríamos escoger entre un poeta joven, el mar, una estrella, un árbol. Seguramente lo echaríamos a la suerte y creo que la forma mas favorable es la última enunciada porque conlleva a vida que da mas vida a través de las personas que lo admiran, los testigos de su existencia, el cúmulo de secretos y experiencias ajenas que guarda celosamente en el mas profundo silencio, la belleza y colorido que le brinda al paisaje, los continuos romances con la brisa juguetona, las caricias que recibe de los rayos del sol, la frescura que le complace bajo la abundante lluvia, el rocío mañanero que le da brillo a sus oscilantes hojas, el baile de sus ramas ante el arrullo de los trinos de los pájaros que en el moran o de las bandadas de aves que pasan velozmente, en su emigración, con la satisfacción de poder observar el paisaje circundante y aun mas, el que se extiende hasta la raya del horizonte.

Si, definitivamente, me gustaría convertirme en un árbol, pero no en cualquiera, sino en un ARAGUANEY, el árbol nacional de Venezuela, y así; confundirme entre sus rayos amarillos que le dan mas relevancia cayendo en abundancia para formar una alfombra con sus flores y en las cercanías de una escuela, convertirme en himno y en la mente de cada infante, en una lección conservacionista.

Se que es imposible, sólo el resultado de la imaginación de una poetisa soñadora.

                                                                                                    Trina Leé de Hidalgo
                                                                                                     Derechos reservados

                                                                                     

Hombre pues me ha gustado!

Sobre todo la idea de convertirme en arbol y ser parte del paisaje y de la vida de las aves, mariposas, hormigas y niñas y niños. Lindo trabajo, no tengo nada que agregar mas que darte las gracias por compartirlo.

Recibe mi saludo fraterno de siempre.

El tema de la trascendencia, de la reencarnación, o en este caso de convertirse en un araguaney y continuar de alguna manera existiendo. Buen relato.

ElAngelCaido, gracias amigo, por leerme y que te haya gustado me da por promovida, jejee, Recibe un abrazo cordial desde mi querida Venezuela.

JAIME OLATE, apreciado amigo, un gusto encontrarte en este post, eres un sol, que Dios te bendiga por tu constancia hacia mi persona y mi trabajo literario.

Titán de Braavos, un placer contar contigo, gracias por tu comentario, recibe un abrazo fraterno y venezolano.