Después de la Tormenta
El sol intenta filtrar alguno de sus rayos entre un cielo cubierto de nubarrones grises. Poco a poco van abandonando el barrio con destino incierto empujados por una suave brisa que devuelve la frescura perdida antes de los chaparrones.
Algunas diminutas lagunas se formaron donde la veredas se hincharon levantadas por raíces de añosos árboles.
El aire va recuperando lentamente sus gorriones, calandrias y palomas que salen de sus refugios para alborotar la tarde con sus trinos y aleteos.
En las calles y veredas, encontraron un rápido destino algunas ramas y hojas verdes que todavía empapadas se resisten a ser barridas por el viento, que a esta hora dejó de ser frisa.
Miles de ríos se formaron contra los cordones ahogados, los empedrados parecen vestidos de gala por sus brillos y los baches esperan con paciencia de cazadores que algún distraído automovilista caiga en la trampa camuflada por el agua.
Me cebo otro mate sentado frente a la ventana y disfruto del paisaje.
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Ricardo "Cocho" Garay
"Sólo soy un soplo de vida en la eternidad"