Contratiempo

Un empresario regresaba en su auto de su oficina por la tarde y, en medio de un gran aguacero, vió a una bella mujer en la parada del autobus. Decidió detener su automóvil y preguntarle caballerosamente:

- Llueve a cántaros....  ¿Quiere que la lleve?

- Ah, bueno..., muchas gracias - le responde ella entrando al auto.

Cuando llegaron al edificio donde ella vivía, por cortesía, lo invitó a entrar:

- ¿No quiere Ud. tomarse un cafecito, un wisky, o alguna cosita que le pueda invitar con este frío?

- No, gracias. Debo llegar temprano a casa.

- Pero usted ha sido tan gentil..., suba aunque sea un ratito...

Ante la insistencia de la dama, y para no decepcionarla, él entonces sube hasta el departamento. Cuando entran, ella le sirve un buen coñac y luego se excusa para ir hasta su dormitorio.

Luego de algunos minutos, la mujer retorna a la sala arreglada y perfumada, dejando entrever un cuerpo bellísimo bajo una sugestiva bata. Beben algunos tragos más, escuchan música suave, charlan, ríen, toman confianza y, como era lógico que debía ocurrir, se van a la cama. Tienen sexo con especial entrega y, agotados, luego se duermen apaciblemente.

A las 6 de la mañana siguiente, el empresario se despierta sobresaltado y preocupadísimo, maldiciendo:

- ¡Pero qué bruto soy, me quedé dormido...! ¿Y ahora qué hago...?

Piensa por unos instantes, toma el teléfono y marca el número de su casa. Tan pronto como le responde su mujer, grita desaforado:

- ¡¡¡Mariana mi amor, no pagues el rescate!!! ¡¡¡He logrado escapar de los secuestradores...!!!

 

No confundir... Bravo es el señor empresario del cuento. Yo soy un mero narrador. Gracias por tu visita, Any. Saludos,
José

Parece que sobra por aquí el ingenio. Muy bueno.
Nilda Sena

Nooo..., si hay que macanear, se macanea a lo grande, que embromar! Jajaja..., un gusto recibir tu visita, amiga Nilda. Saludos cordiales,
José