Confusión de Identidad

En aquel pueblito costero había dos pescadores, hermanos gemelos, uno soltero y el otro casado.

El soltero tenía una lancha de pesca, ya vieja, que era la herramienta con la que lograba su sustento.

Un día, murió la esposa del hermano casado y, como las desgracias nunca vienen solas, la lancha del hermano soltero, que ya tenía muchos problemas, se hundió en el mar.

Una viejecita del pueblo, muy curiosa, fue a darle el pésame al viudo, pero confundió a los gemelos y se dirigió sin querer al que había perdido la lancha.

- Recién acabo de enterarme - Le dijo - ¡Qué pérdida enorme...! Debe ser terrible para tí.

Y el mellizo pescador le respondió:

- Sí..., realmente estoy destrozado, pero es preciso enfrentar la realidad. Debo reconocer que ya estaba vieja. La rajadura de adelante estaba tan grande que ya no había con qué taparla y el agujero de atrás se agrandaba más cada vez que la usaba. Además, estaba deformada en el medio y ya no se le podía quitar el olor a pescado. La parte de atrás estaba bastante caída y las curvas de adelante casi habían desaparecido. Pero yo me siento un poco culpable, porque a menudo se la prestaba a cuatro amigos para que se divirtieran. Les pedí que la usaran con cuidado, pero se montaron los cuatro a la vez y ella no pudo aguantar.

A la viejita, muerta de un infarto, la enterraron al otro día...

 

Gracias como siempre, querida amiga. Tu buen humor y buena onda son realmente envidiables. Un saludo con todo afecto,
José

Uh!!! lo que es la confusión y no aclarar de qué se habla.
Muy bueno.

Muchas gracias por tu visita y comentario, amiga Nilda. Los aprecio de verdad. Recibe mi saludo,
José