THRILLER
Me levanto de mis aposentos, una fuerza enorme requerí para lograr levantarme, pues ya estoy algo viejo, veo a la luna directamente, que hermosa luz plateada me reconforta, avanzo a paso lento para salir de la residencia, abro la puerta de enfrente, un rechinido que haría que los huesos le rechinaran a cualquiera, pero no a mi, sigo avanzando entre las calles oscuras de la ciudad, observo como dos jóvenes se besan entre ello, uno de ellos le da un chocolate en la boca, se le cae y le embarra toda la cara, que rico me digo, pero me prometí ya no comer eso, sigo avanzando entre las tinieblas, veo bosquejos, dibujos raros y coloridos, aunque mi visión ya no es la misma veo una “R” retorcida con varios bordes en color verde, no le tomo mayor importancia, llego hasta una fuente, veo el agua correr, alzo la mano para tocarla mientras fluye, me huelo la axila y arrugo la nariz, hace mucho tiempo que no me baño, lo intente durante un tiempo, pero el olor nunca se iba, como a descomposición, avanzo y nadie nota mi presencia, como siempre ha sido, alcanzo a ver la luz del semáforo, me gustaría ver como ilumina mi rasgos con ese color rojo intenso, me Cega un poco y dejo de mirarlo, sigo avanzando hasta que veo mi objetivo, el súper mercado, busco la sección de carnes frías, me molesta que siempre las pongan hasta al final, un viejo como yo no puede andar mucho ya, cuando por fin llego ya llevo una bolsa de chicharrón de puerco, un poco no me matara, je je, tomo diez kilos de jamón y 20 de pavo, uno de res para josefina, llego hasta la caja, pero miren que curioso, el pobre chico debe estar resfriado, tiembla como gelatina, sus pecas parecen que se le van a borrar con lo pálido que se le puso la piel, claro, ya se por que, no lo puede creer de mi, ¿Cómo que solo 10 kilos de puerco?, me regreso y tomo otros veinte, “te pago luego”, le dije, mientras me alejaba noté que aun seguía temblando, debía de hacer mucho frio entonces, por fin llegue hasta la residencia, “¡amigos es hora de comer!”, y todos salieron de sus camas, todo comenzamos a bailar, comimos hasta tener la panza repleta, entonces lo vimos, “¡MICHAEL JACKSON!”, gritamos, y la fiesta de los muertos continuo al son de la balada.