Bla..., bla..., bla...

Después de un largo día de trabajo, en una jornada especialmente cansadora, Juan se sentó en el vagón y cerró los ojos…

Pero cuando el tren ya salía de la estación, una mujer que estaba al lado suyo sacó su celular y comenzó  a conversar, gritando:

- Hola, habla Mary, sí..., ya estoy en el tren…

La mujer no escuchaba bien a quien hablaba con ella y no paraba de gritar:

- Sííí..., ya sé..., estoy en el de las seis y media. No tomé el de las cuatro y media porque estuve en una reunión muy larga...

Diez minutos después seguía hablando (mejor dicho gritando) por el celular:

- Noo..., no. Con Leandro de Contaduría, estuve con mi jefe..

Quince minutos después seguía hablando alto y sin parar:

- Noo..., mi amor, no me digas eso…, vos sos el único en mi vida... No mi vida, te lo juro por Dios...

Juan, harto de tanto oírla hablar, se acercó al celular y con voz clara y firme dijo:

- ¡Mary, dejá de hablar con ese cornudo y volvé a la cama...!


 

Usted siempre me hace reir con sus chistes...muy bueno.
Un abrazo

Me alegra mucho que así sea, amiga Beatrix, pués esa es la real intención de los mismos. Hacer reir un poco al lector. Mil gracias por tu paso y tus palabras. Saludos,
José

Gracias por tu visita, amiga Ana María. Me encanta la imagen de los chanchitos riéndose! Un saludo cordial,
José