EL REGRESO

EL REGRESO

Caminábamos hacia la avenida con paso firme.
Nuestro rumbo llevaba ansiedad, rigidez y la urgencia que da esa vieja costumbre de vivir siempre jadeando y apurados.
Las miradas como ávidas ruedas queriendo devorarlo todo, ojos, árboles, baldosas y puertas entre milagrosos esquives que hacíamos ante peligrosos portafolios y cuerpos de la colmena urbana. Mientras tanto las fosas nasales registraban hasta la mínima fragancia.
Como todos los días avanzábamos hacia allá… hacia dónde?
El que iba a mi lado aun pareciendo más joven demostraba ser el más tranquilo. Nunca lo había visto antes, tenía cara alegre, el pelo abundante y claro, oscuros los ojos y profundidad de sabio y bonachón en la mirada. Pensé, su abrigo rojo debe ser contra la envidia.
Algo me decía que estando a su lado no correría peligro alguno y después de mirarnos un par de veces nos hicimos compañeros.
Antes de cruzar una esquina dijo –me llamo Terry. Le respondí, mi nombre es Carlos pero, me dicen Charly.
Con esas pocas palabras rubricamos nuestra amistad.
Desde ese día devoramos juntos cuadras eternas entre gritos desesperados, mezcla de rabia y alegría como buenos burgueses de vida cómoda y reglamentada.
El semáforo de Ángel Gallardo siempre nos detenía un largo rato pero, ese día Terry y yo sentimos envidia. Sentada junto a la pared había una mujer rascándose las pulgas que cargaban sus espaldas, tirado a sus pies la acompañaba un perro atorrante, proletario y bohemio que dormía un profundo sueño, seguramente descansando de la parranda de una noche en vela paseando amores por las calles de Buenos Aires.
No pudimos seguir imaginando, había llegado la hora del regreso. El niñero de perros nos llevaba de vuelta a casa.

reche

Un relato ligero pero muy ameno, digno de la seccion matinal dominguera de cualquier periodico en cualquier gran capital latinoamericana. Sin mas pretenciones que la de sorprender, lo hace de manera fresca y hasta candida.

Buen trabajo compadre, si fuese yo editor de algun periodico, tendrias el laburo asegurado... pero en la edicion dominical nada mas, que quede claro!

Recibe mi saludo fraterno de siempre.

Oh !! Roberto, que bueno sería eso. Espero que compres rápidamente un periódico.
Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo

Querido Reche, la vida, las supocisiones y el amor...tan parecido y tan nuestro. Me gustó el lugar en que te colocaste. bello. Malisa. 

Mali, agradezco mucho tu comentario.

Un buen texto,que me gusto bastante.

Así son esos seres, puro corazón. Un relato bien escrito, las descripciones justas para darnos una imagen y dejarnos volar libres con la imaginación y un cierre que da por tierra todo lo imaginado para sorprendernos gratamente. Que soberbios somos los humanos para creer que únicamente los hombres somos protagonistas en el mundo.
Un abrazo Cachito.

Cochito, no le cuentes a nadie pero bien sabes que tengo conversaciones con las plantas, los animales y también con mis autos, a los que bautizé.
La gilada me puede tildar de loco, y qué? Es un inmenso placer tener una caja llena de locura y disfrutar con ella.
Gracias por tu comentario hermano.

Genial...!!
No sé por qué, pero al leerte, no me sorprendió...no, nooooooo...qué estás pensando?!!
No, tranquilo, no tenés cara de perro jaja!!
Pero, tenés algo tan de bonachón, de tan buena gente...y quizás alguien pueda ofenderse,
pero hay gente que se parece tanto a los perros, pero a esos perros que son mirados a través de la mirada pura del corazón,  sabés?
Porque solo quienes tienen lo bueno y puro instalado en el corazón, son capaces de ver lo bueno y lo sano que tienen estos personajes con los que nos encontramos a diario... y uff, cómo los quiero, cómo los amo!!

Maravilloso micro, Reche! Mis felicitaciones!!
Un abrazo.

Muy original Reinaldo, tus escritos a veces te pintan de cuerpo entero amigo, besos

NOCHE... te te haya gustado es mportante para mí
Te agradezco el comentario.Un abrazo

Susy como dice el lunfardo, me diste la cana.
Cuando miro a los ojos a un animal me ocurre una cosa muy extraña que no sé describirla, es algo así como si escuchara voces o sintiera manos sobre mis hombros. A veces me parece oír, no digas más nada ya lo sé todo. En oportunidades cuando los acaricio siento que corre por mi cuerpo una energía diferente. Qué sé yo? vuelvo a repetirte se hace muy difícil explicarlo. Con las plantas me ocurren cosas similares, saludarlas al llegar, tocarlas suavemente con las yemas y escuchar suave música que pongo para ellas pareciera que se traduce en un te quiero que me regalan sus brotes y sus añosidades haciéndome compañia.
Un día recibí una visita que al ver que las regaba se sorprendió y dijo, pensé que no eran naturales. Fue la única y última vez que pisó mi casa.
Por más que puedas comprenderme sé que estarás pensando al flaco reche le tendremos que alcanzar cigarrillos al loquero pero, esta es mi verdad.
Como dice Malisa, un abrazo del alma.

Mi querida Lily, no se puede disimular todo el tiempo Ja ja !!
No, no es así, Soy para tí, como me veas, el riesgo es grande pero valga la verdad.
Gracias Lily por tu comentario

Me gustó mucho el relato, y que el protagonista haya jugado con la imaginación. Y lo mejor fue leer este relato a estas horas de la noche, para imaginarme perfectamente la historia
un gusto leerlo

Cecy chiquita, Había salido a chumbar al jardín cuando se me ocurrió la pequeña historia.
Gracias por pasar Cecy. Un gruñido y un beso del perro reche.