Cuando el espíritu toca nuestra puerta

Mi querido amigo, vivir para aprender y aprender para vivir, algo así, no? El llamado del espíritu es imperioso de por sí, pero no necesitamos inmolarnos, podemos obrar de acuerdo a nuestro espíritu, que difícilmente, optemos equivocadamente, a no ser que seamos unos pobres esquizofrénicos. En nuetro interior, nuetro Yo Supremo, lejos del yo contaminado por lo pueril y mundano, vamos a encontrar la mejor manera de vivir. No por ello dejaremos de disfrutar de los placeres de la vida y nos volveremos unos acetas.Antes solían enseñarnos que para ser seres espirituales, debíamos sufrir, porque sólo a través del sufrimiento se llegaba a la Santidad y al Paraíso, ya que la felicidad no era de este mundo. A Dios gracias, ahora sabemos que sí estamos aquí para ser felices, que Dios nos dio la oportunidad de ser felices, hoyyyyy, no después de muertos. Ya, y que no por ello dejaremos de ser buenas personas o seres espirituales, lo que sucede, y relacionado con lo que hablábamos de la hipocresía, hay gente que se la da de espiritual y sabio, y es un Mercader en el Templo. Continuemos aprendiendo, hermano, que si lo que obramos, está en consonancia con el llamado del espíritu, tendremos el premio mayor:seremos FELICES HOY !!! Abrazos al alma, hermano, que tú formas parte de la demanda de mi espíritu. Malisa:01: 

Mi querido amigo, vivir para aprender y aprender para vivir, algo así, no? El llamado del espíritu es imperioso de por sí, pero no necesitamos inmolarnos, podemos obrar de acuerdo a nuestro espíritu, que difícilmente, optemos equivocadamente, a no ser que seamos unos pobres esquizofrénicos. En nuetro interior, nuetro Yo Supremo, lejos del yo contaminado por lo pueril y mundano, vamos a encontrar la mejor manera de vivir. No por ello dejaremos de disfrutar de los placeres de la vida y nos volveremos unos acetas.Antes solían enseñarnos que para ser seres espirituales, debíamos sufrir, porque sólo a través del sufrimiento se llegaba a la Santidad y al Paraíso, ya que la felicidad no era de este mundo. A Dios gracias, ahora sabemos que sí estamos aquí para ser felices, que Dios nos dio la oportunidad de ser felices, hoyyyyy, no después de muertos. Ya, y que no por ello dejaremos de ser buenas personas o seres espirituales, lo que sucede, y relacionado con lo que hablábamos de la hipocresía, hay gente que se la da de espiritual y sabio, y es un Mercader en el Templo. Continuemos aprendiendo, hermano, que si lo que obramos, está en consonancia con el llamado del espíritu, tendremos el premio mayor:seremos FELICES HOY !!! Abrazos al alma, hermano, que tú formas parte de la demanda de mi espíritu. Malisa:01: 

Perdón!!!!no sé qué toqué que salió dible!!! Help, Adanhiel!

¡Hey, Malisa por partida doble, doble satisfacción, jaja!

Es importante que, como dices, seamos felices hoy y ahora aunque esa felicidad no sea nada en comparación a la que nos espera una vez traspasado el umbral de la muerte en la dicha celestial; cuando ésta nos habla, a través del espíritu, aquí en la vida, debemos desembarazarnos de todo bártulo mundano, de toda distracción vital, y obrar en consecuencia sin pensárselo dos veces, a través de la pluma o a través de lo que sea (cada cual encontrará su manera) y transmitir lo recibido para la común gracia... Es así como nuestra vida cobra el sentido que en algunas ocasiones parece que nos falta, es así como somos mejores y hacemos mejores a los demás, cuando somos honestos con nuestras almas que respiran a partir de esos momentos liberándose momentáneamente de su yugo carnal, agradecida, FELIZMENTE, pues el alma se expresa desde la alegría que trasciende los sentidos y esa alegría, como te digo, es superior a todas las que la vitalidad de los sentidos pasionales nos proponen y que pasan a ser meras anécdotas... mundana distracción de la que no debe darnos reparos desprendernos, aunque sólo sea por los míseros y correspondientes instantes que yo reclamo. Poco nos pide el espíritu y menos, realmente, le damos, eso sí que es una pena que de ningún modo quisiera pasar por alto.

¡Espirituales abrazos, querida Malisa, que éstos sí que no son mera anécdota ni formalidad!