| | El anillo | |
| | Autor | Mensaje |
---|
María Elisa Giupponi Escritor activo
Cantidad de envíos : 584 Fecha de nacimiento : 08/11/1955 Edad : 68 Localización : Paysandú Uruguay Fecha de inscripción : 01/06/2012
| Tema: El anillo Vie Mayo 24, 2013 10:19 pm | |
| El anillo
Lo escuché de niña, no sé por qué motivo o circunstancia, hoy lo recordé. Él era un famoso periodista deportivo. Su voz, se propagaba en el aire, todos los domingos a la tarde, cuando la radio era la encargada de llenar espacios y reunir familias, después del tradicional asadito. Tenía una voz característica, y una forma de relatar las jugadas, que te las hacía vivir. Te anticipaba el gol y alimentaba la imaginación, antes de que apareciera la televisión y diera todo por hecho. Y no es que esté en contra de este medio masivo de comunicación, fruto del “progreso”, pero, hemos de reconocer, que dejamos bastante postergada esa maravillosa cualidad que hacía que todos viéramos lo mismo pero de manera diferente, dándole cada uno su perspectiva y poniéndole su color. Un mal día, nos enteramos de su repentino deceso. No sé si estaba enfermo,- en aquella época, las noticias de la familia no se sacaban a relucir con tanta liviandad y superficialidad, que raya en la imprudencia y se tiñe de chismerío de barrio- o si fue algo repentino. La verdad sea dicha, entintó a un pueblo de tristeza. Era muy apreciado, como ser humano y como profesional. Pasó el velatorio, muy concurrido, por cierto, le siguió el entierro, y después, un período más o menos prudente de luto, en el que sus propios colegas contaban anécdotas vividas, le rendían homenaje póstumo, mantenían viva su llama, hasta que la noticia dejó de serlo y fue suplantado en la radio y en la transmisión del fútbol del domingo, por un nuevo colega…que se las traía. No obstante, su recuerdo permaneció vivo en la muerte, como les sucede a muchos que se destacan por una honorable profesión, que aún no ha sido desvirtuada por el fanatismo. Pasado el tiempo, nos enteramos, por la radio, por supuesto, que su viuda había recordado que en el momento del entierro, había olvidado sacar de su mano- del anular, más precisamente- un anillo muy imponente y lleno de significación para ella y los demás deudos. Hecho éste, que podría carecer de importancia para algunos, no lo era así para la señora, que sentía honda aprensión, por los “ladrones de tumbas” tristemente famosos en aquellas épocas, aunque poco difundidas sus mal habidas adquisiciones, que después se ofrecían al comercio, libremente, en la tan mentada feria de “Tristán Narvaja”(como se hace aún hoy día). La señora en cuestión, realizó todos los trámites pertinentes, que le fueron exigidos, y después de un tiempo prudencial al deceso, se le permitió exhumar el cuerpo para poder asirse de tan legítima propiedad, a la que le prodigaba mucho afecto. Todos seguíamos las noticias, paso a paso, por la prensa oral y escrita, pues era de un tenor fuera de lo común y el sensacionalismo, que no estaba asentado todavía con fines de lucro, hacían de este lamentable episodio, un jugoso ingrediente para exacerbar la curiosidad. Y eso que todavía podíamos considerarnos respetuosos. Llegó el día de la exhumación, y doy por sentado, que la señora no habrá concurrido sola al cementerio, ya que de agradable, la tarea no tenía nada. Para todos nosotros (la gente común y sus seguidores, me refiero), no era un momento feliz. La tristeza de alterar el descanso de un ser querido por el pueblo y respetado por sus colegas, había descendido un manto gris sobre la ciudad. El fútbol estaba nuevamente de duelo, y por partida doble, mismo muerto, doble entierro. Los comentarios y opiniones encontradas y desencontradas mantenían a todos en vilo, cual novela de suspenso. No se tenía conocimiento de hecho similar y que implicara a una figura de renombre, menos. Llegó el momento, poco afortunado y la viuda, algunos deudos, más curiosos de los que se alimentan, cual aves rapiñeras, de acontecimientos lúgubres o morbosos, se reunieron junto al panteón, cabizbajos, esperando que los empleados del cementerio hicieran su trabajo. Había quienes miraban y no miraban, con temor al desagradable aspecto que ofrecerían los restos del apreciado finado. Estaban también, los que, con morbosa curiosidad, deseaban ver lo que la muerte hacía con los no vivos y a qué quedaban reducidas nuestras pobres vestiduras terrenales, después que las incansables especies necrófilas, daban continuidad a su especie, con tan grato y abundante festín. Extrajeron el cajón, quitaron de él, el polvo acumulado, las telarañas, los restos de insectos que ya habían cumplido su ciclo, utilizando un pedazo de trapo manchado de insospechada suciedad, dejando a la vista un cajón húmedo y maloliente, que hizo contener la respiración a varios de los presentes. Parsimoniosamente, con lenta agonía, los obreros, acostumbrados a ciertas tareas, con la clara intención de prolongar la ansiedad, fingiendo un respeto que estaban lejos de sentir, fueron destornillando uno a uno, los tornillos mariposa que mantenían asegurada la tapa del cajón, que en su momento había lucido lustroso y por encima de los comunes. Ello significaría, haber abonado un plus, con la intención de mejorar la calidad del mismo, como si con eso le rindiéramos honores al pobre infortunado, que igualmente serviría de opípara comilona a los invitados. Al levantar la tapa, un sonido lastimero, de maderas crujientes y apolilladas, se oyó en medio del silencio, y un vaho húmedo y nauseabundo salió de adentro. Algunos retrocedieron, otros, se adelantaron, para apreciar mejor el espectáculo de la muerte mirándoles de frente con socarrona sonrisa. Un ahogado y gutural sonido, seguido de llanto, exclamaciones y pies que salían corriendo, creó un estado de confusión y caos, que nadie había anticipado. El pobre finadito, o lo que de él quedaba, encontróse boca abajo, con claros signos de incruenta lucha en lo que quedaba de cara y boca, en la desesperación de moverse y respirar, mientras que en el lado interior de la tapa, habían grabadas a sangre y piel, profundas huellas de arañazos denodados, por abrir el cajón o romper la madera. Malisa
| |
| | | Adanhiel Escritor activo
Cantidad de envíos : 1188 Fecha de nacimiento : 06/09/1967 Edad : 56 Localización : Torrelavega (Cantabria) Fecha de inscripción : 22/01/2013
RECONOCIMIENTOS Mención: Mención: Premios:
| Tema: Re: El anillo Sáb Mayo 25, 2013 9:28 am | |
| Una de mis más terribles miedos (temor culturalmente arraigado): el de ser enterrado vivo, ¡uffff, qué escalofríos me recorren la espina dorsal! Menos mal que ya he dejado constancia que mi última voluntad será el ser cremado, y déjese usted en paz de inhumaciones y de bichejos carroñeros a los cuales servir de pasto, mejor serlo del purificador fuego y atender debidamente a eso de que: "polvo somos y en polvo nos convertiremos", "Pulvis eris et in pulverum reverteris", que en latín queda más propio y ceremonioso. Estupendo relato de una estupenda escritora, como no podía ser menos... aunque al final me haya dado miedito pero, ¡ya pasó, que soy cántabro, oigan! Besssssssssssssooooos. | |
| | | Susy Escritor activo
Cantidad de envíos : 7452 Localización : Uruguay Fecha de inscripción : 10/11/2008
RECONOCIMIENTOS Mención: - a la excelencia en sus comentarios Mención: - por sus Aportes a Letras y Algo Más Premios: Menciones Especiales en II Concursos Flash de poesía y el I Concurso Conjunto de Fotografia
| Tema: Re: El anillo Dom Mayo 26, 2013 3:18 pm | |
| Muy buen relato...lograste mantenerme en suspenso hasta el final...jaja! Sí, yo también soy de la idea de la cremación, si, si!! Solo que al final, me quedo preguntando quué habrá pasado con el anillo?. Un relato con un final "abierto" como suele llamarse. Lo demás queda a criterio del lector. Gracias por compartirlo, Malisa. Mi abrazo desde el corazón!. | |
| | | María Elisa Giupponi Escritor activo
Cantidad de envíos : 584 Fecha de nacimiento : 08/11/1955 Edad : 68 Localización : Paysandú Uruguay Fecha de inscripción : 01/06/2012
| Tema: Re: El anillo Dom Mayo 26, 2013 10:15 pm | |
| - Susy escribió:
Muy buen relato...lograste mantenerme en suspenso hasta el final...jaja! Sí, yo también soy de la idea de la cremación, si, si!!
Solo que al final, me quedo preguntando quué habrá pasado con el anillo?. Un relato con un final "abierto" como suele llamarse. Lo demás queda a criterio del lector.
Gracias por compartirlo, Malisa. Mi abrazo desde el corazón!. Mi querida Susy, precisamente esa era la idea, despistar con el título, te podrás imaginar que con ese final...ya a nadie le importó qué pasaría con el anillo. Este cuento-historia, me produjo muchos miedos siendo jóven, tengo entendido que es por eso que a nadie se lo entierra o por lo menos, tapia, antes de las 24 horas, ja ja ja. Besazossss.Malisa.
| |
| | | Contenido patrocinado
| Tema: Re: El anillo | |
| |
| | | | El anillo | |
|
| Permisos de este foro: | No puedes responder a temas en este foro.
| |
| |
| |