Mármol

Calavera no chilla”, decía Paulino detrás de la barra del bar, cuando veía a cercarse a Néstor, ya en cursiva.
Pero Néstor sabía que Paulino lo escucharía mientras doliera, mientras no fueran zombis etéreos. Y así fue, una vez más.
Mientras la artritis del alma crujía entre los fundamentos de la investidura del, otrora, encargado de seguridad, Paulino abría otra botella (y sus oídos, sin credenciales de licenciatura) para anidar cálidamente la catarsis de los ojos que absorbían lo que los labios abstenían conjurar.
Por momentos, el frío mármol de la barra mudaba en piano apócrifo ante las yemas de sus dedos acompañando sus relatos.
No soy médico, ni sé de curas, pero podría calificar de épico el instante en el que Paulino posaba su mano sobre el hombro de Néstor, que sorbía la última gota del cáliz dejando en un suspiro su lágrima, en un costado su paga, y sobre los hombros, una vida cobrada por la necedad humana.

Una pintura poetica de la escena muy bien narrada coincido con Poe casi una prosa poetica este bello escrito.
Muy bueno, lo disfruté.
Gracias Silvina.

Es cierto que ver el mostrador como un piano es una imagen formidable. Pero es el decorado adecuado para un buceo en los personajes que no obstante, les respeta la privacidad.

El vicio que se tiene llega a reconocer en uno mismo que no termina hasta que te vas; es bien dicho, si se dejara de lado no habría vida, el estigma es más que saber llegado el momento.
un abrazo Silvina

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GRACIAS TAMBIÉN POR COMPARTIR. ABRAZOS Y BESOS.

TRINA

Silvina:qué sería de muchos clientes sin esos parroquianos que son filósofos de la vida y escuchan, gratuitamente, lo que un alma solitariay nostalgiosa, no tendría otra forma de manifestar.Son verdaderos depositarios de la cultura popular, encargados de alivianar cargas y de secar cuando se pianta un lagrimón.Cumplen una función solidaria, acompañar, escuchar cuando nadie más lo hace y recopilar para después retansmitir.qué movimiento poético y acompañado, el piano sobre el mármol, tal vez esa noche, ese ser piense, - hoy a mí me acompañó mi relato, música del corazón que yo sólo escuché.necesario.Malisa.