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Stephanovich
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Stephanovich


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Aries Perro
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Localización : Mexico.
Fecha de inscripción : 10/06/2010

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MensajeTema: Civis    Civis  Icon_minitimeLun Mar 11, 2013 3:25 am

Contraste el dinamismo del tiempo y mi estática, luego de que tras una serie de movimientos paulatinos a los que no preste atención -si no hasta que agolparonsé en tal número que desencadenaron un cambio que me fue imposible ignorar- el sol cambio de posición. Y una centella procedente de el, logro eludir las nubes, esquivar las hojas de los árboles y perforar el vidrio del vehículo en que yo me encontraba, para por fin colisionar tamizada en mi cara.
Aun mermada la luz fracciono mi monologo y asimilando neón, miles de ráfagas fluorescentes salieron proyectadas de mi cabeza hacia el lúgubre pozo del olvido. ¡Como ignora uno la realidad cuando se pone a indagar en ella!.
Los cláxones también habíanme distraído hace ya algunas ideas atrás, pero cesaron,
desconozco si por que el brazo que guiaba la mano que los ejecutaba fue alcanzado por la fatiga, o si porque el cerebro que hacia mover al brazo que guiaba la mano que tocaba el claxon, de súbito recordó que sabía que, en esta situación el ruido no provocaría ningún variación, como la que si propicio el paulatino movimiento del sol.

Llevaba no sé cuántos paisajes no observados por permanecer en el mismo punto del universo, así que, a pesar de las sugerencia más cercanas a la amenaza jamás despedidas a través de un megáfono desde un helicóptero, decidí descender del automóvil y caminar hacia lo que creía el origen del problema.
Apenas mis pies tocaron el suelo, la mirada despavorida de los conductores adyacentes se posó magnéticamente sobre mí, o mejor analizado, sobre el acto que acontecía, y esa misma mirada aunque proveniente de distintos ojos me acompaño en todo el solitario trayecto.

Conté 186 pasos y detuve mi avance, pues el manual que se debía leer en caso de desastres no naturales y ataques de risa dictaba en su capítulo XI, articulo 936hzf:
La compañía “Sobreviva a desastres no naturales y ataques de risa S.A.de C.V” no se hace responsable de lo que suceda si usted decide ignorar la norma 235syc. Cavile
unos minutos la recomendación y molestándome conmigo por haber siquiera considerado obedecerla, concluí lo absurdo de esta, así que decidí, dar el paso 186, es decir, un paso más. (Después supe, alguien había demandado a la compañía de manuales de supervivencia,. tras dar 187 pasos y caer en un pozo de dinero). Al instante que mi pie completo el proceso y toco el suelo, algo increíble: una jauría de polizontes apareció de su nada, y escupiendo al cielo con sus armas, me advirtieron que regresara al automóvil. Les dispare mi propósito, pero su adiestramiento fungió de chaleco anti-balas y continuaron dándome las ordenes que ellos antes habían recibido.
Erame imposible ganar este enfrentamiento, ellos eran especialistas, entrenados para este tipo de situaciones, expertos en las mejores técnicas, sobre todo en la más eficaz: nunca escuchar.
No me apetecía seguir tocando la puerta del sordo, así que claudique y regrese a mi automóvil.

En el camino de vuelta, la frustración se montó en mi espalda haciéndome compañía, pero por el contrario, esta vez, la mirada de los conductores me evitaba a toda costa, probablemente creen que observar al derrotado es descortés, y por eso me otorgaron
compasivamente algo de su indiferencia.
Antes de subir al auto, intente conversar con la persona que se encontraba más cercana a el, toque con los nudillos la ventana del automóvil contiguo, el tripulante que anteriormente había observado con horror la escena protagonizada por mí, me ignoro.
Era un hombre de corbata que había tolerado ya, al menos 40 veces el sonrojo ineludible que nace cuando frente a un pastel, los familiares y amigos cercanos cantan las mañanitas, y uno simplemente no sabe qué hacer.
-Supongo que le pareceré peligroso-, me dije siendo comprensivo, y proseguí a subir al auto. Pude haber intentado conversar con la persona del otro auto cercano, que por cierto, parecía bastante más afable, pero yo ya no creo en las apariencias, ni en los refranes, y llevo ya 2 fracasos este día.

El sol empezó a cederle protagonismo a la luna, que majestuosa, ilumino la ciudad
con un velo azulado y triste; su luz, al contrario que la del sol, propicio que me hundiera de nuevo en cavilaciones. Y yo, divagando, pensé en miles de posibles motivos por los que tal situación acontecía, y en tantas otras cosas que se piensan solo cuando no hay nada en que pensar, o cuando no hay que pensar en nada, y luego de asociar disparatadamente no sé qué cuestiones, llegue a pensar en comida, y agradecí al cosmos haberme alimentado antes de salir de casa, de otro modo, la mano del apetito ya estaría tocando la aldaba de la puerta de mi estómago.
No reconocía en que calle me encontraba estancado, aunque tampoco me atañía
-tendrá el nombre de algún dictador o de algún patriótico y patético héroe de cobre- pues si acaso más tarde necesitara un aperitivo, no importaba en que punto de la metrópoli estuviese, segurísimo estaba, que como en realmente cualquier otra zona de la urbe, hay un 7 eleven ubicado a no más de medio kilómetro. Y sería solo cuestión de planear una incursión a tal tienda, cosa que no sería tan complicada, puesto que el sobrevuelo de helicópteros en el perímetro había sido suspendido temporalmente.

Pero el hambre no me visito y decidí dormir. Al despertar, la escena era la misma, encendí la radio y las noticias informaban sobre la situación en que nos encontrábamos, pero claro está, no sobre nosotros. Dijeron que al parecer un semáforo se había averiado, quedando en el una permanente luz roja, que ordenaba a la obediente masa no avanzar. Impresionante, ninguno de los miles de motivos creados en mi mente a la luz de la luna había sido acertado, nunca siquiera me acerque a concebir tal posibilidad.
Espere pacientemente a que las demás personas varadas se percataran de la noticia y decidieran por fin avanzar, pero fue -o fui- inútil. A pesar de que los policías de nuevo sobrevolaban el sitio, informándonos la causa de toda aquella kafkiana escena y sugiriendo avanzar, la masa había introyectado la mas eficaz de las técnicas, aunque no cuando y donde usarla.

Empecé a sentir una desesperación helada quemándome todo el cuerpo, carcomiéndome los sesos, no paraba de frotarme el cabello con la mano izquierda, enredándolo en el índice, mientras los dedos de la derecha golpeaban el volante simulando el ruido que producen las patas de un caballo al caminar por calles empedradas, los pies, llenos de adrenalina, movianse vertiginosamente, asemejaban los de un baterista en pleno concierto, y consciente aunque involuntariamente, hacia tiritar los dientes, chocando los colmillos superiores con los inferiores, hasta que finalmente la desesperación se tornó exasperación, y no pude más, mientras de nuevo, todos esos distintos ojos instalaban una misma y sobrecogedora mirada en mí, huí corriendo coléricamente de esa cordura tan loca que llaman civilización.
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sgrassimeli
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MensajeTema: Re: Civis    Civis  Icon_minitimeMiér Mar 13, 2013 7:48 pm

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