EL ES

EL ES

Dedicado A mi hijo Manuel Enrique

EL ES, la gracia que vuela, el chiste oportuno, la mirada pícara, la sonrisa abierta, el juego incansable, el zurdo inteligente, el abogado que con insistencia defiende sus derechos. El remolino, la explosión de humor, el coplero popular, el Picasso que devora los creyones, el que no quiere mudarse de la cama porque le gusta sobar las orejitas. El bailarín excelente, el que desnudó la pena y timidez, el aguaitacamino que no quiere salir de las casas ajenas, el que llora porque no quiere pasar para primer grado o porque la gelatina no le levanta el cabello como desea.
La visita inesperada con la cual Dios nos colmó de bendiciones. Él es amor, luz, sinfonía, travesura, expresión, protesta, moda, coquetería, voz que arrulla, mimo que aspira algo. .. coleccionista de casettes, cuadernos para colorear, el que le da ideas a mamá en la realización de trabajos manuales, el que afirma que los Reyes Magos son ricos y por eso, les traen juguetes a los niños…él transforma la ira en carcajadas, es algo especial, nuestro hijo Manuel Enrique, el toñeco de la casa!...

Esta prosa la escribí cuando estaba pequeño, ahora es un joven trabajador, amante de la superación personal....

TRINA LEÉ DE HIDALGO

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Un texto descriptivo coloreado con el amor, la ternura y la admiración.
Me gustó como has graficado a ese niño que llenó de matiz tu vida.

sunny

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SAWABONA HERMANOS!!!

Comentar el trabajo del compañero es una caricia al alma del poeta.-
Pinguino

LUZINTENSA
Rosita Ifrán

GRACIAS LUZ INTENSA, por tu comentario y por ser tan consecuente conmigo. Besos.

TRINA

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¡Ja! ¿Será la "vejestud" que me hace ser más sensible? Trina te comprendo plenamente al hablar de tu amado hijo, pero ... el asunto es que sentí que se me humedecían los ojos de emoción.
Yo tenía 30 años cuando nació mi hijo mayor, ahora él tiene 42 años y sigue siendo "mi bebé", expresión mezcla de ternura y de orgullo al ver al enorme hombre alegre, hermoso y fuerte en que se convirtió. De hecho tiene en su haber tres títulos de concursos de ... no sé como llamarlo, tal vez sirva apostura viril.
Tengo tres hijos, separados 10 años cada uno. El que sigue, tiene 32 y la menor 23. ¡Ja ja ja já, eso me mantiene en una edad mental de 35 años, pues todavía tengo a mi nena en casa!
Querida Trina escribiste una bella prosa que toca el corazón.
Desde el pícaro Chile tembloroso un beso de
Jaime

Que buena el lugar de donde parte la inspiracion...

Saludos.

Muchas gracias a JAIME y ALEXÁN, por sus agradables comentarios. Es verdad, amigo, nuestros hijos pueden ser adultos y siguen siendo nuestros bebés y nos llenan de emoción y orgullo, mas cuando son amantes eternos de la superación profesional y no dejan de capacitarse, aprovechando al máximo la existencia y como una positiva forma de justificarla. Un fraternal abrazo.

TRINA

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