YO, EL JUSTICIERO

Los días de trámites con Susana son la excusa perfecta para invitarla a tomar un café y si nos sorprende el medio día pues… será un almuerzo.
Ninguno de los dos somos esquivos a disfrutar la comida y eso se nota a simple vista, así que los fastidiosos trámites hemos logrado convertirlos en antesala del placer.
Fue justamente en esa circunstancia, que nos encontrábamos apoyando nuestras cuatro letras en la mesa de un restaurante frente a las oficinas de la Dirección General Impositiva lugar de donde habíamos salido después de llenar diversos formularios.
El sitio era agradable aunque, repleto de gente.
Minutos más tarde se presentó el mesero diciendo.

- Buenos días Señores ¿van a almorzar? Mientras ofrecía la carta que apoyó sobre la mesa con esa actitud de “vayan eligiendo gorditos, que yo vengo en un rato para tomarles el pedido justo cuando la baba esté empapando el mantel mirando los platos que pasan a su alrededor”

Previendo que la orden se demorara por la cantidad de comensales y la urgencia de nuestro apetito dije.

- Si, Claro. Ya elegimos, tómeme la orden por favor, que no tenemos mucho tiempo.
No pudo disimular el gesto de fastidio pero, se aguantó estoico.

- tráiganos dos bebidas cola sin azúcar y dos pechugas de pollo, una con puré de papas y la otra con puré de zapallo.
- Bien Señor.

Me imaginé su frustración al pensar. Miren lo que debo soportar. Estos dos gordos tomando bebida sin azúcar y comiendo pechuga de pollo con puré y además manejando mis tiempos de trabajo”

Al rato, la orden la trajo otro camarero, sólo llegaron las bebidas pero, con error. Un agua mineral y una bebida cola “con azúcar”

- Perdón… no pedimos esto, debería haber traído dos bebidas cola sin azúcar.
- Ya las cambio, disculpe usted.

Rato más tarde llegaron las bebidas y las pechugas pero, las dos con puré de papas y esta vez, en manos del primer camarero.

- Perdón… no pedimos esto. “Su cara era un signo de interrogación”
Le pedimos las pechugas, una con papas y otra con zapallo.

- Ya las cambio, disculpe usted.

A esas alturas de los acontecimientos nuestros jugos gástricos estaban revolucionados con el incesante pasar de manjares y comenzaba a pensar en nuestro fracaso de convertir los trámites en la antesala del placer.
Resolví pues comer las papas en vez del zapallo y poder salvar parte del placer de comer juntos y disfrutar la salida.
Sin embargo, faltaba la frutilla del postre que llegó con la cuenta.
Por lo menos un 200% más que en cualquier otro lugar de la misma categoría.
Entonces… se me enrojecieron los ojos, vi crecer mis uñas y salir pelos en mis manos y hasta noté el filo de mis colmillos.

Esto es una injusticia y voy hacer justicia por las mías – pensé.
Llamé al camarero y le ofrecí pagarle la tercera parte de la adición.

- Mire joven he cometido el error de no tener conmigo el suficiente dinero, solo tengo para pagarle la tercera parte de la cuenta.
Le pido que me disculpe y que acepte este dinero y luego cuando regrese por Buenos Aires el año próximo, con gusto pagaré la diferencia.
Me llevó a hablar con el dueño del restaurante. El tipo me escuchó como de arriba de un púlpito y me miraba como diciendo. TU PECADOR EMPEDERNIDO, TU TE ABRAZARAS EN LAS LLAMAS DEL INFIERNO.
Cuando terminé mi exposición dijo con aires de suficiente.

- Usted debería ser más cuidadoso y mirar los precios antes de sentarse y consumir lo que no puede pagar.

- DEBERÍAMOS SER MÁS CUIDADOSOS
Le dije mirándolo con firmeza.

- Desde que entré en este lugar se equivocaron con la orden dos veces y terminé comiendo lo que me trajeron en lugar de lo que pedí.
Tengo todavía a mi favor un “discúlpeme” y lo voy a utilizar el año que viene cuando le pague y le pida disculpas por lo que me demoré en abonarle lo que le debo.

Una anecdocta bien contada, y que suele suceder tal cual.

Al menos me desquito comiendoles todo el pancito,manteca y otras boludeces que te dejan antes para engañarte,amén de llevarme servilletas,saleros,y sentarme cerca de la ventana por si las dudas

pues seguro que no te dejaron marchar y llamaron a los guardias
para que pagaras
o sino a fregar platos

¡Divertido! Me gustó su historia. Tiene agilidad y gracia para contar. Sabe, la humorada es una de las cosas que más fácilmente puede salvar una situación tensa, subsanar un equívoco, y aún preservar una salud mental, no cree?

Buscaré otras historias suyas. Saludos.

Muy bien escrito; ésto, no puede pasar desapercibido en esta pàgina. Hay una forma correcta de contar cada historia y eso hace al oficio que deberíamos tener.
Lo demás es comprensible. Al colectivo de una gran ciudad lo hace lo que cada quien, desde su individualidad, permite, tolera, finge o protesta, rechaza, combate.
Justamente, y perdón Ricardo por no pasar por Haedo para abrazarte, te estoy comentando desde Estación Martínez, San Isidro, y tras haber cenado ayer en Carlitos los panqueques que le dieron fama, y padecer matices de lo que contás. Felicitaciones Baires, muy buena tu noche de museos.

Gracias compañeros, un honor tenerlos por este, mi rincón.
abrazos

UN CONSEJO TI,VUELVA A LAS CENAS Y ALMUERZOS INTIMOS DE HOGAR JA,SALEN MAS BARATOS Y TIENEN FINALES MEJORES.



Y SINO BUENO NO SE POR AHI,PERO ACA SUELE SER MUY ROMANTICO EL FAMOSO CHORIPAN DE LOS CARRITOS JA.