Una carta...

Ethel Saavedra García

¡Qué tiempos aquellos que no volverán!
Esperar una carta y vivir el instante cuando a nuestras manos llegaba, era, algo incomparable. Con cuánta ansiedad esperábamos que el cartero tocara a nuestra puerta para dejarnos el tan esperado sobre. Y cuando a nuestras manos llegaba, mirábamos a trasluz para saber por dónde deberíamos romperlo, para que su contenido no se dañase, era el primer gesto de tan interesante momento.
Si era una carta de amor, toda la calma reprimida se salía por nuestros ojos. El corazón latía con más fuerza. Leer un Te quiero, me haces falta, o no tardes, era un aliciente para nuestro amor... Llevarnos el papel a nuestra nariz quizás para sentir la presencia del amado a través de una gota de perfume o de un pétalo anexado a ella, era el desenvolvimiento íntimo en torno a palabras dirigidas no al viento, sino al alma.
Si era una carta de una amiga o amigo, entonces queríamos leer línea a línea para compartir nuevos estilos de vida y recordar instantes del pasado.
“Espero que al recibo de la presente te encuentres bien en compañía de tu familia” No importaba si en todas las cartas esta frase era una costumbre o en las despedidas leíamos: “Con el cariño de siempre”. “Te quiero mucho”, “No sabes cuánta falta me haces”.
Tuve la gran suerte de leer dos cartas de mis padres: “Tuyo para siempre”... “Quien te ama tiernamente”… era la despedida de él.
Pero como dice la canción hay cartas con “sabor a lágrimas”. Frases que nos dejaban sabores amargos donde la noticia del rompimiento o de algún evento desagradable, permitía que nuestras lágrimas cayeran sobre el papel, logrando formar manchas imborrables en la tinta que parecía solidarizarse con nosotros. Cuánta desolación y tristeza, porque la distancia había acabado con los sentimientos, o algún infortunio nos amparaba...
Y cuando nosotros enviábamos una carta, pasábamos finamente por nuestros labios el sitio donde estaba contenida la goma a fin de reblandecerla y cumpliera su misión final. Ahora sólo el recuerdo de la goma un tanto amarga, ha quedado en mi memoria.
El esfuerzo por escribir con una letra clara y bonita nos hacía romper hojas para quedar satisfechos y hasta cambiábamos de bolígrafos. Caligrafías estilo Palmer donde sus serifas engarzaban cada paso de nuestros ojos sobre ellas.
El romanticismo era expresado en forma de prosa esbelta y elegante. ¡Qué lejos estamos ya de ello! Hoy en día la tecnología cambió esta dicha tan inmensa... Ya no es lo mismo recibir un E-mail o una greeting-cards a través de un medio tan frío como el computador. Quizás el romanticismo aunado a muchos factores, está en estado de coma. Para las nuevas generaciones romanticismo, es sinónimo de cursilería.
Ya las mujeres no guardaremos en cofrecitos de madera las cartas de amor o amistades. Las nuevas generaciones poco conocen de este inmenso placer: Recibir una carta de puño y letra de su amado donde cada enlace de letra se quedaba enredado en nuestro corazón. Estos son los gajes de la tecnología. Y afortunados los que vivimos antes de ella y tuvimos la suerte de recibir y enviar cartas.

No sé si las mujeres en general no guardarán más una carta. Yo, relativamente "adelantada", tengo un baúl lleno de cartas con aroma a papel viejo; con aroma a recuerdos viejos; con aroma a historia viva
Todo se vive transformando (nosotros también) y está bueno que así sea para mi.
Lindo, muy lindo relato.

Buen relato y es un poco lo que hablábamos ayer en la radio, estas cosas indudablemente se han perdido y la tecnología ha dado paso a otras cosas, que se caracterizan por la frialdad. Yo, sí, me quedo con aquellos tiempos en que los detalles hacían una gran diferencia, donde había que conquistar y estas cartas, eran un medio más que romántico para aquello. Lo de la vertiginosidad de hoy, no sé, no me gusta. Si bien creo que el romantisicismo no ha muerto sino que hoy los jóvenes lo viven de otra forma, muchos de ellos se reírian de esas cartas, están locos dirán, ja, pero prefiero esa bella locura de las cartas. Precioso y real relato Ethel.

Un abrazo,

Ignacio

¡Ay Ethel, cómo me has hecho regresar a mis tiempos de juventud! ¡Qué razón tienes. Era tan hermoso escribir o recibir una carta! No sé, no me atrevo a decir que podía ser más bonito si escribirlas o recibirlas. Y luego el tiempo de espera que nos hacía desear pasara el tiempo, mirar cada día el buzón, preguntar al cartero ¿hay alguna carta para mí? Tener el sobre entre tus manos. Mirar los rasgos de la letra amada, etc. Todo eso se ha perdido. Yo me considero muy afortunada por haberlo vivido y te aseguro que me costó acostumbrarme a los e-mails pero..., los humanos somos animales de costumbres, bien es verdad, y a todo nos adaptamos. Las cartas conservadas en cofres, en cajas, envueltas en papel de seda, anudadas con cintas de colores, son cosas de abuelitas... pero abuelitas muy afortunadas. Gracias, amiga Ethel, por traernos ese hermoso recuerdo con tus letras. Un beso.

Lindo escrito, nada como tener un papel con olor a tinta. Nada como saber que alguien se tomo el tiempo de escribirte, de ir al correo comprar los sellos postales, y mandarte la carta.

y escribir una carta, era tomarse el tiempo para buscar las palabras correctas que expresaras lo que sentias, ahora quedará como anecdota.

Igual mandar postales.

Ethel, me ha encantado tu carta! Yo sé de lo que hablas... sin embargo mis hijos no. Ellos ya están en lo del mail... y eso de cartas, está desfasado. Triste. Pero sé que se ha perdido algo muy bello y que nos dejaba ese saborcito especial.
Un abrazo con mi afecto!

Gracias por entrar a leer este texto lleno de reminiscencias.. Son tiempos nuevos los que estamos viviendo y afortunadamente, nuestra memoria para quienes lo vivimos guardará todos esos momentos vividos.
Felicidades.

AH YO ESCUCHE ESTE CUENTO EN LAS HORAS DE LAS HADAS, ESTA BUENO, TIENE UN AIRE ROMANTICO,AUNQUE AUN SE GUARDAN ESAS COSAS,
LA CARTITA QUE TE PASA LA COMPAÑERA DE BANCO, LAS TARJETAS DE CUMPLEAÑOS,LOS SOUVENIR DE LOS CUMPLEAÑOS, YO NO SE SI ES TAN ASI,SI LO DEL CORREO,OBVIO,JA AHORA TE ESCRIBEN EN UNA HOJA DEL CUADERNO DE CLASE LA CARTA,PERO SE HACE (PARA VERNGUENZA DELANTE DEL PROFESOR QUE TE AGARRA EL CUADERNO Y TE PONE EN EVIDENCIA DELANTE DE TODA LA CLASE),CAPAZ QUE ESE ES UNO DE LOS MOTIVOS QUE AHORA NO SE USE TANTO, LA INTIMIDAD DE QUE NADIE SE META EN TUS COSAS,
Y OTRA NO CREO QUE EL ROMANTICISMO SE PIERDA POR MANDARTE UNA CARTA VIA EMAIL, SI SEGUIS SIENDO VOS QUIEN LA ESCRIBIS Y LE PONES EL MISMO SENTIMIENTO, O QUE,LA ESCRIBEN A LAS APURADAS SIN PENSAR?,NO LA REVISAN,CAMBIAN PALABRAS,BUSCAN LA FORMA DE LLEGAR AL OTRO, ETC,LE AGREGAN EMOTICONES ,ETC,ETC?ES LO MISMO, Y TAMBIEN SE PUEDEN GUARDAR.

Este texto me ha llevado por los caminos del recuerdo y la nostalgia.
Gracias por recordar aquellos tiempos románticos donde el alma se regocijaba con perfumes y palabras del corazón escritas de puño y letra, con el espíritu enriquecido.
Otros tiempos corren y corren a los románticos que nos cuesta encontrar un sitio donde guardar aquello que hoy se tilda de cursi.
Preciosa tu carta mi querida amiga.

Totalmente de acuerdo, Ethel. Era un verdadero placer recibir y enviar cartas manuscritas. Tengo aun muchas guardadas, como los recuerdos que ellas evocan, imborrables y placenteros. Un relato hermoso, amiga. Simplemente hermoso. Saludos,
Jose

Gracias... siempre es un gusto encontrarlos en este rinconcito...

felicidades

Tu escrito me trajo lindos recuerdos, postales, cartas de mi prima de 4 hojas en un papel muy delgadito para que no pesara y le cobraran mucho en el correo de Toledo cuando estaba becada. tus palabras nos hacen reflexionar, y eso para mi es un indicativo de que un texto es bueno. Un abrazo, Ethel.

Gracias Fernanda.
Un abrazo

Muy emotivo tu relato amiga, vole hacia mi tierra mi campo donde creci, mis amores de infancia aquellos que me enbiavan cartas y unos que otros poemas de amor uuf el tiempo corre de prisa y solo un monton de recuerdo quedaran en esas cartas.
un saludo.

Con todo el sabor de lo perdido.
Lindo haberlo vivido para poderlo contar.