La Templanza

Caminaba por una calle cualquiera, sentí que alguien venía detrás de mi, volteo la cabeza para ver quien es y no veo a nadie.
—No es el Loco, ya le he perdido un poco el miedo— me dije.
Vuelvo a sentir una presencia pero es extraño: me siento armónica, en mi interior algo me dice que no hay peligro. Camino como si estuviera en medio de una fuente cristalina y con un sol naciente. Me siento libre, es como si estuviera en plena meditación. No se qué me lleva a recordar la imagen que mi mamá colgaba en la pared sobre mi cuna: El Ángel de la Guarda.
Comparo esos momentos al igual que cuando ella hacía unir mis manos para rezarle una oración y ese recuerdo se une a la armonía de mi interior.
Convencida de este estado me dije:
—Hay momentos de paz interior—.

La calma, la armonia interior...esa que nos permite enfrentar los miedos, saber que estamos tranquilos y en un estado de meditacion pleno, esa paz interior que nos hace comprender que en el fondo, no tenemos de que temer...un bello micro Etel, sigo...

Besos,

Ignacio

Ya casi termino de subirlos, los dejo descansar unos dias de tanta meditación, no sea que se me vuelvan todos budistas, o algo por el estilo.
Besos