El Fantasma que Habita en mi Casa. (Cuento)

Cuando mi padre la compró, yo era apenas un niño de dos años, el menor de tres hermanos, Pablo de quince y Hernán de dieciséis.
La casa era antigua, sin embargo, muy bien mantenida, tenía grandes ambientes, cuatro dormitorios en la planta alta, uno que daba al frente y los otros a un parque con un tupido follaje. Al fondo, una vivienda que usaba la servidumbre.

En la planta baja, el living, la biblioteca, el comedor, cocina y antecocina, una despensa y la puerta que daba al sótano.
Durante el día, mis padres, docentes, concurrían a sus respectivas escuelas y mis hermanos a sus actividades estudiantiles. Yo permanecía al cuidado de Ester, la empleada, una tierna mujer que era también cocinera y mucama.

Fue en uno de esos días, jugando en el living mientras Ester cocinaba, que lo vi parado en la puerta de la biblioteca, observándome. Era un hombre viejo y con gesto amable. Después de unos segundos, desapareció atravesando la pared. Lo veía con frecuencia y comencé a extrañarlo después que faltó algún tiempo. Le pregunté a Ester por él. La mujer se quedó mirándome entre asombrada e incrédula y no me contestó.

Casi lo había borrado de mi mente cuando una tarde y ya adolescente, me encontraba estudiando una complicada materia que debía rendir y entonces… sentí su presencia. No me atemoricé, por el contrario, fue una agradable sorpresa. Allí estaba mirándome, parado junto a la puerta de la biblioteca. Él, como si hubiera leído mi pensamiento, saludó levantando su mano. Yo levanté la mía y sonreímos juntos. A partir de aquel momento estuvo junto a mí ayudándome a estudiar. Las respuestas a mis preguntas surgían del papel a modo de manuscrito, pero jamás contestó ninguna referida a él.

Con los años me recibí de maestro, mis padres y mis hermanos fallecieron y me jubilé en la docencia.
Hoy somos dos los fantasmas esperando a un niño a quien enseñar.

Qué buen cuento, que se me hace muy real y verdadero y a la vez también muy metafórico e incluso platónico.

Me gustó!

salu2

precioso relato, donde el lector al llegar al final puede darle varias interpretaciones.
Bien puede tomarlo como una amena lectura, como también buscar ese punto de vista alegorico que tiene la frase final.
Excelente,lo has ambientado muy bien.

un cuento sencillo, sin grandes misterios,a no ser por el fantasma, pero que no represneta misterio por la naturalidad con que el personaje lo acepta, al punto que el lector tampoco se cuestiona,lo toma de forma natural.
Un final perfecto, que cierra un ciclo de vida en soledad.
Un cuento que no necesita mucho más que decirse de él, ya sólo el nombre del autor es garantia de saber que nos encontraremos frente a un texto exclente y disfrutable

un cuento casi anecdótico que equilibra bien realidad-fantasía.
acaso importe más el escenario, donde nace el personaje, la casa de los docentes que luego será museo.
entonces, sería un flash de algo relevante.

ME GUSTO MUCHO EL CUENTO,PUDE VER ESA FIGURA QUE OBSERVA AL PERSONAJE Y SENTIR COMO A PESAR DEL TRANSCURSO DEL TIEMPO, ALGUNAS COSAS NO CAMBIARON, NO SE SI LA CASA O LA SOLEDAD ALGO SIGUIO IGUAL Y EL FANTASMA ES EL LAZO DE UNION

Felicitaciones por este relato, que desde el comienzo nos atrapa en esa casa, junto al personaje, se crece con el y con la figura del fantasma.
Un texto imperdible.

Gracias a todos y les pido disculpas he cambiado algunas cosas. este texto es uno delos que ira en el libro que termine hace unos dias.
Un abrazo

Ricardo, siempre me han fascinado las historias con fantasmas, si bien no creo en ellos, pero seduce quizás ese miedo que produce en unos y la atracción en otros. El encanto de las casas antiguas, el misterio que encierran museos y bibliotecas que hace que los que escribimos hallemos esa luz inspiradora. Un cuento muy agradablemente narrado, con ese sabor familiar, entrañable... y ese final que dice más de lo expuesto! Una metáfora que nos muestra una triste realidad.
Mi aplauso y enhorabuena!

Un abrazo.